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Salida de patanas de Cuba podría implicar apagones este verano

Alicia Díaz

Cuba atraviesa una difícil situación energética en estos meses de verano, donde el consumo eléctrico aumenta considerablemente pero la generación se mantiene limitada. El Gobierno reconoce que las plantas termoeléctricas presentan averías y mantenimientos, mientras la importación de combustible se hace cada vez más difícil.

En abril de este año, Cuba llegó a tener ocho patanas turcas operando en sus costas, que le proporcionaban unos 800 megawatts (MW) de potencia. El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy; dijo que esta fue el “mejor negocio que se hizo” para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico.

Sin embargo, el contrato con la empresa turca tiene una duración limitada y depende de las condiciones políticas y comerciales entre ambos países.

De hecho, recientemente el ministro reconoció que al menos dos patanas turcas habían abandonado Cuba; dejando al país con 170 MW menos de energía para enfrentar la etapa de verano, donde más se demanda electricidad.

Salida de patanas de Cuba podría implicar apagones este verano

Ante la salida de las patanas turcas, el gobierno cubano ha recurrido a otras fuentes de generación eléctrica, tanto convencionales como renovables. Por un lado, ha logrado incrementar la producción de gas natural a partir de dos pozos perforados en la zona de Boca de Jaruco; lo que ha permitido aumentar la generación en Energas, una empresa mixta entre Cuba y Canadá, a más de 300 MW.

Por otro lado, ha realizado acciones de reparación y mantenimiento en algunas de las viejas plantas termoeléctricas del país, que han sufrido constantes averías y paralizaciones por falta de piezas de repuesto. Estas acciones han permitido que los apagones en el primer mes del verano no sean tan prolongados como en los dos años anteriores, cuando se llegaron a registrar cortes de hasta 12 horas diarias.

Además, han apostado por el desarrollo de las energías renovables, especialmente la solar y la eólica, que tienen un menor impacto ambiental y una mayor independencia del mercado internacional. Según el ministro de Energía y Minas, Cuba tiene instalados unos 260 MW de capacidad solar fotovoltaica y unos 200 MW de capacidad eólica, que contribuyen a diversificar la matriz energética del país.

A pesar de estos esfuerzos, el sistema eléctrico cubano sigue enfrentando grandes desafíos y vulnerabilidades. Por un lado, la demanda de electricidad sigue creciendo, sobre todo en el sector residencial, donde se concentra el 60% del consumo.

Por otro lado, la disponibilidad de combustible importado sigue siendo incierta y depende de factores externos.

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