Entrevista con Lía y Saúl, los rostros de estos días

Entrevista con Lía y Saúl, los rostros de estos días

Cuba a Pulso

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El portal digital de la revista Alma Mater compartió una entrevista realizada a Liliana y Rodrigo, actuales protagonistas de la telenovela cubana El Rostro de los días.

Una excelente material con la autoría de Li Liannet Gómez Abraham con imágenes tomadas por Jorge Alfonso Pita.

A continuación, Cuba a Pulso reproduce íntegramente la entrevista realizada a estos jóvenes talentos de la actuación cubana:

Todos los lunes, miércoles y viernes, a las 9:00 de la noche, la teleaudiencia cubana se paraliza frente a la TV. Desde hace capítulos, no hay otra historia que la de Lía y lo que ello desata. Es de lo primero que habla la gente, incluso antes de cederle el espacio a los protagonistas. Se comenta del tema con la misma intensidad que se hablaba de pelota al doblar la esquina. Y ya hay quienes se atreven a afirmar que «la novela cubana está mejor que la brasileña».

Los espectadores, sencillamente, han logrado simpatizar con Liliana Sosa (Lía) y Rodrigo Gil Echenique (Saúl). Diría más: los jóvenes actores han aficionado a quienes no eran noveleros.

La vez que Rodrigo y Liliana se conocieron no fue para grabar las escenas de El rostro de los días. Coincidieron en las clases con la profesora Massiel Dueñas, directora del grupo Abril, donde Liliana se preparaba para ingresar en el ISA y Rodrigo iba a entrenar y a mantenerse en forma.

Parece que el destino los quería juntos en la pantalla chica. En una de esas clases se desató la algarabía cuando llegaron a tomar fotos como parte de un casting para una nueva telenovela.

Se buscaba como perfil el de muchachos que interpretaran el papel de adolescentes de secundaria. Rodrigo, por su físico, parecía bastante mayor para apostar por el personaje.

Rodrigo: «“Oye, tírame las fotos”, le dije a quien estaba a cargo del casting. “Puedo lucir más joven”. Le mostré una imagen de hacía más menos tres años en la que no tenía barba. “Esto es de hace dos meses, cuando me afeito soy un niño de cuna”».

Liliana: «Me quería ir porque había mucha gente, pero Rodrigo no me dejó. En los castings las probabilidades que tienes de que te llamen es una en un millón».

Rodrigo: «Tanto insistí que nos tiraron las fotos. A los cuatro meses nos llamaron».

Aquel fue el primer paso para la aprobación definitiva de sus interpretaciones como Lía y Saúl. En pantalla, el uniforme escolar amarillo y blanco delata, más que a los personajes, a una etapa: la adolescencia. Los muchachos se cierran en un mismo plano y el espectador avizora el romance que sucederá entre ellos.

El proceso de rodaje constituyó un reto para ambos actores.

¡Prepárense para grabar!

No es un secreto para los jóvenes actores que la televisión es efímera. Lo reafirman cuando agitan las manos para marcar el ritmo que impone el trabajo en la pequeña pantalla. Aquí, el tiempo es oro.

Rodrigo: «Los ensayos en televisión consisten en leer el guion, pues el tiempo es corto. Depende del actor imaginarse la escena, porque no tenemos ensayo en locación. No haces nada con planificar una cadena de acciones súper elaboradas. Radica en el artista la chispa para que, una vez en el lugar, defina lo que puede hacer, siempre y cuando lo concilie con el director».

Liliana: «Nosotros nos conocíamos. Había una confianza desde antes, nos queríamos muchísimo. Nos queremos. Teníamos una química muy bonita y eso pasó. Se fue construyendo momento a momento. No fue premeditado».

El proceso de rodaje demandó muchísimo de ellos, constituyó un reto para ambos.

Liliana: «Enfrenté diversas situaciones e incluso problemas de salud. Las escenas luego de la violación en la novela en las que estoy desmejorada, eso no es maquillaje, estaba agotada. Tenía 40 de fiebre en la secuencia en que salgo del baño cuando René me amenaza. Daban corte y me ponían hielo en todas partes para bajarme la temperatura. Aprendí y me divertí, pero en su mayoría fue un proceso difícil».

Rodrigo: «La pasé muy bien. Liliana tiene un don, es una actriz que escucha. Casi el 90 por ciento de la actuación es eso, no hablo de escuchar por escuchar, es reaccionar a lo que tú le estas proponiendo. Yo te propongo algo y tú me lo devuelves. Eso te carga emocionalmente. Cada vez que Liliana me daba un raspe — ríe — se me salían las lágrimas».

Liliana: «Ese 2018–2019 resultó una temporada compleja. Llegaba al set preocupada y ahí estaba Rodrigo. Era la persona que me escuchaba todos los días, que me llamaba por la noche para saber cómo estaba. Por un año entero fue mi amigo, mi mamá, mi papá. Todo. Eso nos unió muchísimo».

Hace capítulos… ardió la trama

Avanza la novela y aquellos personajes del inicio han sido devorados. Lía y Saúl dan un giro considerable. La escena del malecón, en la que los actores comparten con sus amigos Sheila y Marcos, se le quedó grabada a muchos. Pareciera que Saúl le reclama a Lía porque su short está muy corto. ¿Qué pasó en esa grabación?

Los actores aclaran que esa toma no quedó bien reflejada en la obra, quizás por un tema de tiempo, además de que la novela no es solo la historia de Saúl y Lía. A partir del intercambio con los intérpretes, quedó claro que — según las intenciones del guion — la escena intentaba seguir el rastro a los segundos propósitos del padrastro de Lía. Precisamente, como un hecho no justifica el otro, esa secuencia que ha generado polémica forma parte de una idea que pudo haber sido perfectible.

Liliana: «Es obvio que no se entendió. Incluso el texto: “Ese short está muy corto”, no estaba en el guion. Cuando terminamos de decir los diálogos la cámara sigue rodando y nosotros continuamos. Se malinterpretó. Yo como espectadora también lo hubiese malinterpretado».

En este sentido, Rodrigo reconoce que se pudo haber construido de otra manera el hecho de que Saúl sea quien se antepusiera a todas las maldades del «Machi».

Rodrigo: «No en todos los momentos está mal trabajado, porque no tienes que ser mi novia para decirte: “Esta actitud de esa persona hacia ti no está bien”. Cuando se rueda aparecen todos estos riesgos porque no es lo mismo actuar en una escena a luego verla montada».

La historia que se teje alrededor de Lía y Saúl capta la atención de los televidentes, no solo por ser un tema sensible, sino también por la sorpresa que generó en algunos. Aunque se predecía una escena de acoso por parte de René, pocos presagiaron una violación, y menos un embarazo.

Liliana: «Si vas a mostrar el fenómeno, representas lo peor que le puede pasar a una adolescente. En la novela ello transcurre por etapas: Irma le miente a su hija por su novio, este la ve desnuda, su madre no le de importancia. Luego es violada en el entorno familiar por el padrastro y queda en estado».

Rodrigo: «Es tener la herramienta para denunciar eso. De ahí que creamos que la novela trate el asunto al extremo para que la gente visualice lo que pueda pasar; mostrar la realidad más cruel para que se evite».

Como era de esperar, las escenas más difíciles para ambos son las que vienen luego de la violación de Lía. Ahí hay un punto de giro. Ella se convierte en otra persona, física y emocionalmente. En tanto, Saúl también experimenta la complejidad de la situación.

¿En qué se piensa cuando se interpretan escenas con tanta fuerza emotiva?

Rodrigo: «Cada actor tiene sus herramientas para vivir determinados momentos. Saúl está experimentando una ruptura. Yo soy un tipo muy enamora‘o, muy muy enamora‘o. Cuando viví la escena de Saúl, el personaje estaba enamorado de Lía. Lo veía así; me era bastante fácil concebir ese dolor».

Hay una imagen que ahora mismo recorre las redes y se ha vuelto viral: Lía llora y el espectador no puede evitar sentir empatía.

Liliana: «A mí me cuesta más trabajo sacar la emoción. Pensé en cómo se hubiese sentido Liliana, en qué se convertiría si pasara por una situación así y lo transformé para que fuera Lía. No tuve ese tipo de experiencia, pero todo parte del miedo. Esas cosas paralizan. Me vi en la televisión el día en que pusieron la escena y me impresioné muchísimo».

¿Cómo es la actual relación de Liliana con Roberto Espinosa, quien interpreta el personaje de René?

Liliana: «¡Quiero que se entere La Habana! — ríe — . Roberto es la persona más noble y jovial que conozco. Lo quiero un montón, y me molesta la ignorancia de algunas personas a raíz de todas las situaciones que se han generado con su representación en la novela. Es un amigo para mí. Existen las mejores relaciones. La escena de la agresión/violación se repitió muchísimo y, reitero, cuando ves el resultado, impresiona».

Desde entonces, avanzan los capítulos. Se calman y resuelven otras tramas, pero Lía permanece en silencio. No dice mucho y los televidentes parecen desesperarse.

Liliana: «Es muy sencillo hablar desde afuera, muchas personas están enfadadas porque Lía no dice nada; han salido incluso hasta memes porque no habla. No por gusto la mayoría de los casos son así, y lo vienen a denunciar mucho después».

Para mantener la expectativa, la actriz no le confesó a Alma Mater en qué capítulo revela todo. En tanto, no nos precipitemos, Lía hablará.

«A mí me cuesta más trabajo sacar la emoción…».

Ficción vs realidad. Juntas, pero ¡No revueltas!

Liliana: «Estoy muy contenta con lo que ha pasado con el público, la gente se ha sensibilizado mucho con el personaje. He recibido mensajes de personas agradeciéndome. Se me acercan: “A mi hija le pasó lo que a ti y me lo dijo el otro día”. Hacer que las personas se sinceren con uno, que es un desconocido, me llena muchísimo. Han venido mujeres a confesarme: “Me pasó eso con tu misma edad” o “Me pasó cuando tenía 6 años”».

Aunque los personajes experimentan cargas emotivas diferentes, Rodrigo también ha sentido el apego del público.

Rodrigo: «Creo que Saúl es un muchacho con el cual pueden identificarse muchos adolescentes. Todo joven sufre la etapa de enamorarse y la ruptura. Mi primer amor no fue correspondido, Saúl me dio la oportunidad de vivir el primer amor correspondido, muchos pueden verse en él».

Pero, no todo es color de rosa cuando hablamos de la empatía que han establecido algunos televidentes con los personajes. Recordemos que se ha desdibujado la línea entre la ficción recreada en el producto audiovisual y lo real. Ello, si bien apela a la credibilidad que han tenido los actores en la pantalla, puede suponer un problema.

Liliana: «Hay personas en la calle que me dan sus condolencias: “Vamos para la policía, yo voy contigo”; “Si lo cojo, lo mato”; “Estás traumatizada”. Para ellos, soy una niña violada. Hay quienes no han sabido diferenciar la ficción. La historia de Lía es una anécdota contada por actores. ¡A mí no me violaron! ¡Roberto no es un violador!», recalca esta última frase.

Ahora mismo, Lía y Saúl, como todo el elenco de la novela El rostro de los días, son muy populares. Están, como se dice en buen cubano, «en el bombo». Pero, ¿qué sucede cuando los espectadores rompen el margen entre lo público y lo privado?

Liliana: «Nuestro número personal lo están vendiendo por ahí. Tengo el móvil lleno de mensajes de personas que no conozco, que se molestan porque una no responde. Nosotros somos seres humanos. En las redes sociales se ha puesto todo muy feo por cómo consideran que soy cuando, por ejemplo, me escriben y no contesto».

Rodrigo: «Usamos constantemente el celular para cuestiones de trabajo, aún más en el marco de la pandemia. Siempre trato de responder a través de las redes sociales, sobre todo para agradecer, pero el número privado es otra cosa».

«Saúl puede identificarse con muchos adolescentes: todos nos enamoramos y sufrimos».

Recapitulando…

Rodrigo: «Saúl es el niño que yo quise haber sido en la secundaria. Creo tener alguno de sus valores, pero lo que es la popularidad, el muchacho súper estudioso y aplicado ya eso es ficción. Saúl fue la oportunidad de vivir eso con más intensidad».

Liliana: «Lía y yo nos parecemos bastante. Somos niñas felices, alegres, con un carácter también fuertecito, porque ella es fuertecita».

Así creen encontrar puntos en común los artistas con sus personajes. Sin embargo, si algo los conecta a ellos en pantalla es la complicada relación familiar que se da al interior de cada hogar.

Rodrigo: «Saúl viene de una familia disfuncional. La mamá está de misión, mantiene una comunicación vía telefónica. No obstante, el abuelo suple estas carencias. La diferencia con Lía es que Saúl como adolescente mantiene una relación de las cosas que van pasando en su vida y del desarrollo que va teniendo con su abuelo y Marquitos, que es su otro confidente, y esto le permite ir generando ideas».

Liliana: «En el caso de Lía su papá no se menciona. Son ella y su mamá; y eso también es una historia. Sí, hubiese cambiado la situación con una relación familiar diferente. Tienes a tu papá, no a un extraño. Incluso, con padres separados, existe una persona que decide también sobre ti, que ve desde afuera. No es como Aurora (Tamara Morales) que se da cuenta de los problemas y lo conversa con Irma, pero no puede ir más allá. Un padre sí podría ir más allá».

¿Cómo es la relación de Liliana y Rodrigo con sus padres?

Rodrigo: «Mi papá y mi mamá son personas muy abiertas, siempre hablaron conmigo sobre disyuntivas que se pueden dar en la adolescencia. Mis padres crearon la confianza para que se fortaleciera la comunicación con ellos. Generar entornos así dentro de la familia es fundamental».

Liliana: «Mis padres permanecen juntos y está también mi hermano, que es como mi segundo papá. Ellos se hallan presentes en cada paso, en cada acción que hago en mi vida. Si me quitan a mi papá, me muero.

«Cuando no podía ir a la escuela porque estaba de gira con “La Colmenita”, mi papá se sentaba en el aula, como un alumno más, y luego me daba las clases; él trabajaba de noche. Para Liliana estar sin su papá eso es otra cosa, literalmente.

«La familia tiene su función: mamá y papá están para algo. Muchas niñas cuando entran en la adolescencia dejan de lado a sus seres queridos y creen que cuando existe un problema la amiga te va a ayudar mejor. Es vital la comunicación, la confianza y hacer de tu familia un hogar seguro, un grupo de amigos».

«Lía y yo nos parecemos bastante. Somos niñas felices, alegres…».

¡Muchachos, making of!

Rodrigo y Liliana no se imaginaron lo que Alma Mater les había preparado para la entrevista. Anda un video circulando con los de la novela, sillas en mano, trepando un techo. El ascenso es justo frente al Capitolio, que ahora les hace de fondo. ¡Eso está de TV!

El equipo de Alma Mater pregunta, pregunta y sigue preguntando.

¿Qué cambiarían de sus interpretaciones?

Liliana: «Soy muy estricta. Las escenas que más me preocupan empiezan ahora. Las haría 17 mil veces, por cuestiones de perfección».

Rodrigo: «Fue un trabajo de hace dos años. En aquel tiempo experimenté un proceso de aprendizaje, tengo muy claro en las escenas que debo mejorar — sonríe — . Siento que hay cosas que puedo hacer de otra manera. Forma parte de la madurez como artista».

¿Qué ha llegado después de la grabación de la novela?

Rodrigo: «Después de la novela trabajé en el caso “Como la espuma” de Tras la Huella y en un teleplay que se llama Juego de vidas. Hay proyectos, muchos que vienen en camino — bromea — ¡Directores! No he hecho cine, pero quiero».

Liliana: «Lo más reciente es la grabación de una película con Fernando Pérez. Estuve en un proceso de casting bastante largo».

¿Pudieran trabajar en cualquier medio?

Rodrigo: «Tienes que echarle fuerza, corazón y alma. Si quieres ser un artista completo… puedes hacerlo».

Liliana: «Es cuestión de adaptación. Más allá de que te sientas capaz, es que lo tienes que hacer, porque de lo contrario pierdes el trabajo. También depende de la persona con la que labores. He hecho televisión, cine y teatro y he trabajado con profesionales que me han acortado ese proceso de adaptación. En cambio, puedes dedicarte a trabajar en un medio específico; hay artistas que lo hacen».

¿Son actores o quieren serlo?

Liliana: «Soy estudiante de actuación. Quiero ser actriz».

Rodrigo: «Es una pregunta compleja, porque un actor nunca deja de aprender, de estudiar. Yo digo: “Soy actor en formación, pero lo soy”. Es cuestión de perspectiva. Cada día aprendes algo. Actuar es vivir… es fluir y diariamente tienes una emoción distinta».

«Actuar es vivir… es fluir y diariamente tienes una emoción distinta».

Antes de acabar, Rodrigo le recuerda a Liliana cuánto Saúl tuvo que enamorar (*luchar) a Lía para que fuera su novia en la novela. «Si difícil era Lía con Saúl, lo era más Liliana conmigo».

Ellos en realidad son muy buenos amigos. Si por estos capítulos se reconcilian Lía y Saúl lo tendrá que averiguar usted. Seguramente su promoción en la TV es de las cosas que se recordarán de El Rostro de los días.

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