La crisis energética en Cuba ha llevado a la Mayor de las Antillas a buscar soluciones innovadoras para abordar la escasez de electricidad. En este contexto, el gobierno de la República Popular China ha donado más de 114 millones de dólares para la instalación de parques fotovoltaicos en todo el país.
Esta colaboración representa un cambio significativo en la matriz energética cubana, que actualmente depende en gran medida de los combustibles fósiles.
Uno de los proyectos destacados es la construcción de un parque fotovoltaico en el municipio de Mayarí, ubicado en la provincia de Holguín. Este parque, financiado por China, se ubicará en la zona conocida como Serones y tendrá una capacidad de generación de cinco megavatios.
Esta cantidad de energía representa aproximadamente el 40% de la demanda eléctrica de la región de Mayarí. Además de abastecer a la población con electricidad, el parque fotovoltaico reducirá significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero; contribuyendo así a la protección de la capa de ozono.
Ante crisis energética Cuba apuesta por la energía solar
El proyecto de instalación de parques fotovoltaicos no se limita solo a Mayarí. El gobierno cubano, en colaboración con redes de solidaridad internacional, está impulsando el uso de paneles solares en comunidades de difícil acceso en el municipio de Báguano y en escuelas de los 14 municipios de la región oriental del país.
Estas iniciativas reciben apoyo de países como Canadá y Luxemburgo; que contribuyen con tecnología y recursos para fomentar la generación de energía limpia y sostenible en Cuba.
La dependencia de los combustibles fósiles ha sido un desafío para la estabilidad del suministro eléctrico en el país. Sin embargo, la introducción de la energía solar como una alternativa viable puede marcar un punto de inflexión en la matriz energética cubana.
A medida que se instalan más parques fotovoltaicos, se espera que la generación de energía solar se convierta en una fuente cada vez más importante de electricidad; reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles y mejorando la resiliencia del sistema eléctrico nacional.
A pesar de los esfuerzos del gobierno por impulsar esta transición energética, los ciudadanos siguen experimentando apagones programados; lo que ha generado frustración y descontento en la población. Las interrupciones en el suministro eléctrico afectan la vida diaria de los cubanos, limitando sus actividades y provocando dificultades en el acceso a alimentos y otros recursos básicos.
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